Off-topic: ¿Qué nos hace humanos? Una reflexión sobre IA y psicología

Este artículo -fuera del tema usual del blog, pero sin dudas con alguna relación- no es más que una reflexión, inquietud personal sobre un tema actual que pareciera que llegó para quedarse. Aquí escribo sobre inteligencia artificial desde mi mirada de psicóloga, a partir de la que reconozco y valoro la importancia de las relaciones en la construcción de la subjetividad de las personas. 

Las personas experimentamos el mundo a través de nuestro cuerpo, en el que se asientan no sólo nuestras sensaciones sino también nuestras emociones, deseos y pensamientos. Y tenemos la capacidad de ser conscientes de lo que sentimos, deseamos, pensamos y hacemos. 

Tenemos una historia, podemos recordar, también imaginar y proyectar el futuro. Vivimos en una sociedad, inmersos en una cultura, en relación con otras personas. En la relación con los otros y con nuestro entorno nos definimos a nosotros mismos. 

Esto es algo de lo que nos hace humanos y nos diferencia, al menos hasta ahora, de las “máquinas”.

En estos tiempos es cada vez es más frecuente el uso de los asistentes de Inteligencia Artificial, el que experimentamos como si fuera una relación con un “otro”. Con un otro, que no tiene cuerpo, no siente, no desea, ni se emociona ni tiene capacidad de pensar a partir de su propia experiencia en el mundo. No tiene una historia ni un entorno de personas con quienes establecer vínculos y afecto. Es una máquina, vamos. 

¿Qué nos lleva al uso de la IA?

Pareciera que uno de los motivos principales que nos empuja a relacionarnos con la Inteligencia Artificial es la productividad, la eficiencia. Con la ayuda de la IA podemos ser más productivos. Vertiginosamente productivos. 

Sin duda la IA puede facilitar -y de hecho facilita- ciertas tareas de la vida cotidiana.  Y al usarla asumimos la responsabilidad de deshumanizar los procesos

En los últimos tiempos vengo leyendo, mirando videos y escuchando podcasts sobre Inteligencia Artificial. Pero este tema realmente me impactó recién en el momento en que el desarrollo de esta tecnología permitió la posibilidad de dialogar por medio de la palabra hablada con asistentes IA. Desde entonces escuché algunas conversaciones de personas hablando con asistentes de Inteligencia Artificial. 

Estos diálogos -en el contexto de productividad-, no son cualquier tipo de diálogos. Son imperativos, se dan órdenes. Pareciera que cuanto más claras, concisas, detalladas y desafectivizadas, más efectivas son. Estas órdenes tienen el nombre técnico de “prompts”, instrucciones que se les dan a los asistentes de IA para que generen resultados. 

Por el momento, no le hablamos de la misma manera a una persona a la cual le pedimos que realice alguna tarea que a un asistente de IA, pero… 

Me pregunto… le pregunto

Por como viene dándose esta revolución tecnológica, pareciera que la relación con “otros IA” será cada vez más frecuente en nuestras vidas. ¿Y si el diálogo con asistentes IA se hace cada vez más cotidiano y nos acostumbramos a enunciar prompts al hablar? ¿Esto puede generar consecuencias en la forma de relacionarnos con otras personas?

Si bien en este blog procuro no hacer uso de la IA, para esta temática en particular recurrí a formular al ChatGPT estas preguntas. En su respuesta se posicionó como si fuera persona:

“Sí, la forma en que interactuamos con asistentes de IA podría influir en la manera en que nos relacionamos con otras personas. A medida que la IA se vuelve más común en nuestra vida cotidiana, hay varios efectos psicológicos y sociales que podrían surgir.”

Y comenzó a enumerar posibles efectos que podrían trasladarse a la interacción humana como “menos empatía en la comunicación haciéndola más fría o impaciente”. 

También mencionó la “despersonalización del lenguaje”, explicando que hablar con una IA implica usar frases más directas y sin emociones, lo que podría afectar la capacidad de comunicarse con sensibilidad en interacciones humanas.

Otro punto que mencionó en su respuesta fue la “reducción de la tolerancia a la frustración”, ya que IA responde rápido y sin rechazar ningún pedido, y esto podría generar menos paciencia y tolerancia cuando se interactúa con otras personas, que tienen emociones y necesidades propias.

Y por último describió posibles “cambios en la percepción de las relaciones” explicando que si la IA ofrece interacciones sin juicios ni conflictos, algunas personas podrían preferir hablar con IA en lugar de personas, reduciendo el contacto humano real. Esto podría generar aislamiento o dificultades en la resolución de conflictos.

¿Cómo evitar deshumanizarnos? 

No sabemos qué caminos seguiremos como humanidad, pero en este contexto, desarrollar nuestras capacidades indiscutiblemente humanas sin dudas estará al servicio de nuestra salud física y mental. Y esto es tan simple -y tan complejo- como desarrollar la conciencia de nosotros mismos, algo que por el momento los asistentes IA no pueden hacer.

Una forma muy concreta, relativamente sencilla, de hacerlo es tomando conciencia de nuestro cuerpo -indiscutiblemente humano-, y habitarlo. Qué sentimos, qué deseamos, qué pensamos, cómo nos relacionamos con los otros -sean personas o productos del desarrollo tecnológico.

BONUS: Comparto aquí un texto de Eduardo Galeano que podría responder a la pregunta inicial sobre qué nos hace humanos:

Nosotros 

tenemos la alegría de nuestras alegrías

Y también tenemos la alegría de nuestros dolores 

Porque no nos interesa la vida indolora 

que la civilización del consumo vende en los supermercados 

Y estamos orgullosos del precio de tanto dolor 

que por tanto amor pagamos. 

Nosotros 

tenemos la alegría de nuestros errores

tropezones que muestran la pasión de andar y el amor al camino.

Tenemos la alegría de nuestras derrotas 

porque la lucha por la justicia y la belleza 

valen la pena también cuando se pierde 

Y sobre todo tenemos la alegría de nuestras esperanzas

en plena moda del desencanto, 

cuando el desencanto se ha convertido en artículo de consumo masivo y universal. 

Nosotros 

seguimos creyendo en los asombrosos poderes del abrazo humano.

Nosotros” – Eduardo Galeano (Uruguay, 1940-2015)

 

¿Quién soy?

Mi nombre es Carolina Becker, soy Psicóloga. Me dedico a promover la salud y la calidad de vida de las personas. Trabajo desde la palabra para explorar las emociones y sensaciones en el cuerpo, acompañando así procesos de cambio con las herramientas digitales que están a mi alcance (que son las mismas que están a tu alcance).

Si querés contactarte conmigo hacé click aquí y agendemos una videollamada sin costo para conversar.

Visitá mi web: Psicóloga Online Argentina

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